Un portal sobre la Historia del Antiguo Egipto
Con estas líneas quería comentaros una serie de cuestiones relativas al origen de la escritura jeroglífica y que sin quererlo nos conducirán a una de las claves para una mejor comprensión de la mentalidad egipcia antigua.
Dentro de la tumba U-j (necrópolis de Umm el-Qaab, Abydos) que data de Nagada III, se encontraron los primeros testimonios de escritura jeroglífica conocidos en el Valle del Nilo. Se trata de un conjunto de etiquetas, horadadas a un lado, en la parte superior, indicando la procedencia y cantidad de diversos productos.
Los signos sobre estas etiquetas de la tumba U-j son los testimonios de escritura más antiguos encontrados hasta el momento en Egipto. Este hallazgo es muy importante porque ha permitido descubrir que la escritura existía en Egipto ya en época predinástica, antes pues de la unificación del país. Este hecho basado en evidencias arqueológicas niega la teoría que postulaba la coincidencia entre la formación del Estado faraónico y el nacimiento de la escritura. Ahora sabemos que la escritura en Egipto no nació por necesidades de gestión relacionadas con la formación del Estado – tal como se había dicho hasta hace relativamente poco.
Siendo esto así, toca preguntarse ¿qué motivó el nacimiento de la escritura en el antiguo Egipto? Tal como hemos comentado, estos primeros testimonios hallados de escritura indican las cantidades y procedencia de unos productos valiosos pero es difícil creer que respondan a necesidades económico- administrativas debido al contexto funerario en el que fueron hallados y porque las etiquetas estaban hechas de marfil, un material sacralizante, caro y perdurable.
¿Cuál era, pues, su función? La hipótesis que algunos investigadores plantean es que estas etiquetas tenían un uso sagrado y mágico: el contenido de estos recipientes deviene perenne, se sacraliza y se inmortaliza a través de la escritura. De esta manera, se conserva su esencia para toda la eternidad. Entonces este producto (en tal cantidad y de tal lugar) ya puede acompañar al difunto en el Más Allá.
Este valor realizativo, este poder mágico de la escritura jeroglífica, deriva de su realismo icónico ya que en esta cultura las imágenes – ya fuesen bajo la forma de signos jeroglíficos, pinturas o estatuas – no solamente convocaban sino que “captaban” la esencia de aquello que representaban. Las imágenes, ritualmente activadas, se convertían en una hipóstasis para los realia que representaban. Hasta tal punto era presente esta creencia que, en las cámaras funerarias, los signos escritutarios representando animales o seres potencialmente hostiles se modificaban (se dibujaban mutilados, perforados con cuchillos, atados de pies, etc.) para evitar que pudieran perjudicar al difunto.
En la mentalidad egipcia antigua existía una estrecha relación entre lenguaje, escritura y naturaleza, basada en la unión significante/significado, relación que constituye una de les bases del pensamiento mágico.
Os dejo pues con estas interesantes reflexiones…
Hasta pronto…